quarta-feira, 6 de maio de 2015

Tememos las pérdidas



Tememos las pérdidas.
Sentir que no se tiene nada es casi lo mismo que caminar por la tierra que se abre y nos engulle. Rodearse de pertenencias y relaciones (a veces las personas no son más que posesiones) nos hace sentir seguros, como si fuéramos siempre niños vulnerables y desprotegidos que no abandonan nunca el papel de hijo.
No crecemos nunca del todo porque seguimos pensando que no somos nada ni nadie si no tenemos.
Cumplimos años, nos hacemos adultos y aún así, delegamos nuestra seguridad en el mundo externo.
Ante la no-tenencia puedes afanarte por conseguirlo, o aprender a vivir sin nada.
Yo siempre he admirado a las personas menguantes.
Me gusta ver a personas que crecen en espíritu y crean en la nada; me maravillo que en su desposesión, se enraízan en sí mismos y evolucionan, desarrollando una pasión vital con la que se relacionan con el mundo sin afán de poseer.
Quizá el amor auténtico se consiga cuando no queramos tener nada

Aina Cortiñas Payeras

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